Buscar este blog

viernes, 25 de enero de 2008

En una empresa, la Tigresa ganó al Coyote

Una de mis mayores alegrías de diciembre, casi podría decir que un verdadero "regalo de Navidad" fue una historia que me hizo llegar una amiga...
¿Te acuerdas del Coyote de mi jefe? - me preguntó.

Claro que me acordaba de él, perfectamente. Es una de esas personas difíciles de olvidar... por lo desagradable de la experiencia de conocerlos. En fin, la historia es así.

El Coyote, al igual que en mi libro, era un verdadero tramposo. Listo pero tan tramposo que caería en sus propias trampas tarde o temprano.

Era el responsable de América Latina en una compañía reaseguradora en los Estados Unidos y a su vez, dueño y fundador de una emrpesa que prestaba servicios a esta compañía. El susodicho, nacido en Puerto Rico, tenía una subalterna (tigresa) americana. Los empleados ya estaban hartos de aguantar al jefe y todas sus trampas. Nadie confiaba en él porque cada vez que les prometía algo no lo cumplía. Sus negocios eran cada día más sucios, favorecía siempre a las víboras y arañas que tenía alrededor...tal como en el libro. La tigresa fue poco a poco recopilando información (que no puedo publicar aquí por miedo a que me maten...). Entre tanto recopilaba información, seguía haciendo correctamente su trabajo y ganándose la confianza de sus clientes y de sus jefes en Boston. Esta tigresa tiene un poco de hormiga y fue guardando, guardando, guardando información hasta conseguir suficientes pruebas de corrupción (tarea que no fue fácil porque su jefe era muy tramposo y listo). Un día hizo llegar todas esas pruebas a la sede central. Los super jefes (leones)no tuvieron otra opción...había que despedir al Coyote por más que ésto pudiera suponer una pérdida inicial en beneficios. Esperaron a que éste estuviera pasándosela muy bien con su red en un crucero por el Caribe justo antes de Navidad y ¡zas! Le enviaron un fax al crucero informándole que estaba despedido y que había perdido todos los poderes de la empresa.

El Coyote estaba que echaba chispas...pero no podía hacer nada. La única alternativa de bajarse del barco era nadando... tuvo que esperar dos días hasta terminar el crucero para llegar a su EX oficina y encontrarse que no le dejaron pasar por la puerta. De más está decir que un minuto antes de enviarle el fax le habían bloqueado su cuenta de correo, suspendido todos los poderes y demás.

Es una bonita historia que podéis enviarla a todos vuestros amigos coyotes para que sepan cuál será su final o a vuestras amigas tigresas para que aprendan de ésta!

Feliz año laboral!

No hay comentarios: